151/66 Humo
Aspiro despacio y profundamente, saboreando la bocanada de humo que inunda mi garganta; mi pecho se dilata mientras el humo entra en mis pulmones. Espiro mansamente. Parte de ese humo sale por entre mis labios, otra, por la nariz, mezclado con mi respiración. Mi mirada se pierde lejos de la humareda, mi pensamiento divaga por recuerdos, pensamientos, ideas,… en nada en concreto, formando una extraña concatenación de sucesiones que permiten que mi cabeza no se detenga demasiado tiempo en ningún punto determinado.
Escucho mi propia respiración y el latido de mi corazón en mis sienes; cierro los ojos y pienso…
Siempre son gratos los momentos en los que tú ocupas mi mente.Recuerdo cada instante con ese regusto inolvidable que deja lo bueno. El primer contacto visual en aquel primer encuentro y aquella sensación de que ya llevabas mucho tiempo en mi vida: me eras grata, entrañable y, en aquel preciso instante te volviste, además, necesaria.
Centro mi pensamiento en mi espacio. Observo lo que me rodea que, por cotidiano, es casi invisible: las fotos, mis libros, algún que otro pequeño detalle, la lámina de mi cuadro favorito…
Mi pensamiento cambia y se gira hacia mi tiempo. A veces me pregunto, como ahora, que qué es lo que hago aquí; y no me refiero a mi casa, me refiero al mundo, a la vida; cuál es el sentido de levantarme por las mañanas, cuál es el motivo para dar el siguiente paso y, la verdad, es que no se lo encuentro.
Pienso en ello desapasionada, fríamente, sin amargura. Pienso en las personas que quiero y llego a la conclusión de que soy un mero adorno, un pequeño acompañamiento, que nadie y menos yo, es imprescindible. Y, a pesar de lo que pudiera parecer, eso me libera: no pasaría absolutamente nada si yo no estuviera. Nadie depende de mí, nadie sufriría penurias si yo me alejara entre la última niebla.
Mi mirada vuelve a perderse siguiendo las volutas de mi cigarrillo. Mi mente vuelve a vagar tranquila por nuevos pensamientos, sensaciones, ideas… mi pecho se dilata mientras una nueva bocanada de humo penetra en mis pulmones.
5 comentarios
Conchi -
Os quiero, mis niñas.
Arena -
Un abrazo fuerte y sin humos...
isa
Gloria -
Conchi -
Un beso, mi niña.
Gloria -
Pero.... yo, esta loca de la vida, te quiero y no te permito que te pierdas en la bruma de la vida, ni que te alejes a un horizonte que yo no alcance. Lo sabes ?
Un abrazo, fuerte y sentido.