Blogia
Sensación De Vida

-Sentimientos encontrados

(134/66) Gracias, amiga mía.

Oigo tus pasos entre la niebla, percibo tus dudas, tus miedos, tu angustia y soy consciente de que nada de lo que hago tiene valor o mérito. Me deslizo entre tus acantilados, dejo que las olas golpeen mi cuerpo abandonado a la marea, convierto tus dudas en mis dudas, tus miedos en mis miedos, percibo la soledad y la tristeza en tu mirada imaginada, comprendo el dolor de cada uno de los dardos que atormentan tu ánimo, respiro tu fatiga y trato de centrar mi atención en tu esencia.

Intento absorber golpes que te van dirigidos, trato de convertir en caricias, fantasmales agresiones; de transformar en importantes, gestos anodinos. Sé que necesitas un bálsamo distinto, uno que sirva para cerrar heridas y fortalecer un alma resquebrajada y me pregunto si no estaré equivocada. Pero aún así lo busco, trato de encontrarlo pero sé que no existe en ningún otro lugar: el bálsamo está en ti, en nadie más. Tú y solo tú podrás reunir las fuerzas necesarias para arrancarte los dardos, curarte las heridas, vencer a ese coloso cruel e implacable llamado Vivir y, aún sabiendo que cada batalla ganada es el inicio de una nueva batalla, tú y solo tú podrás conseguirlo.

Y me doy cuenta de que, pase lo que pase, sea cual sea el resultado, ella no es lo importante, ni su actitud, ni su comportamiento, ni sus palabras… lo más importante es como estés tú, como evolucionas, como te paras, como retrocedes, como golpeas con rabia el suelo para darte ánimos y seguir adelante, como vas superando fases a golpe de lágrimas que no cesan de brotar, como vives y asumes cada una de esas situaciones que se te van presentando aunque el dolor te haya hecho temerosa y precavida.

Creo que he aprendido a adivinarte por tu voz, por tus silencios, por los matices de tu risa y puedo decirte que me gusta lo que voy conociendo. Me gusta a pesar de que, algún día, sea porque ella comprenda lo que tiene y no quiera compartirte o porque hayas conocido a alguien, perderemos el contacto que existe hoy, esa complicidad que nos permite hablar y reírnos de nosotras mismas, de nuestras circunstancias, de nuestros problemas e, incluso, del mundo. Hay una palabra con un significado igual de bello que Amor y es Amistad, tienen muchas cosas en común, ambas nos hablan de conocimiento, de aprendizaje, de compartir, de saber escuchar, de comprensión, de respeto, de apoyo, ambas nos complementan, nos ayudan a crecer… y ambas son difíciles de conseguir y mantener. Gracias, amiga mía.

(71) Silencios opacos

Mírame sin miedo, pues los fantasmas que me acompañan solo me asustan a mí. Nunca se mostrarán en tu presencia.

No me mientas, el dolor de la mentira destruye mi alma sin remedio.

Prefiero el daño de la sinceridad, siempre tiene cura: el tiempo.

Destrúyeme si quieres, no voy a defenderme de ataque crueles, si eso te hace feliz, adelante, dejo mis entrañas a merced de tus cuervos. Que tu felicidad dependa de mi sufrimiento es algo que no entiendo, que nunca entenderé, ¿qué ganas con mi dolor?, quizás te haga sentir mas fuerte, mas poderoso,... pero ¿sabes?, cuando me he dado cuenta,... me has dado tanta pena. Una pena que amortigua mi dolor y hace que me sienta libre de ti, de tus patrañas, de tus silencios oscuros, opacos, tenebrosos,...como tu alma... esos silencios peores que mentiras pues sembraron mi ánimo de duda y angustia.

Créetelo, si, tus ojos no te mienten como haces tu conmigo. Tus ojos ven lo que tu cerebro se niega a admitir, me he desprendido de ti, y ahora seré yo la que te miraré sin miedo.

(50) Presente perpendicular

Hoy he paseado por un presente desplazado, ese presente que está sucediendo pero no cerca de mí, es presente pero no lo vivo en primera persona. Está pero no es. Participa en mi presente pero no está bajo mi dominio. Es un presente paralelo al mío pero la vida no me permite perpendicularizarlo para que converja con el mío.Es el presente de personas a las que amo pero que no están  cerca de mí, está en mis pensamientos pero no en mis posibles actos. Está en mi conocimiento pero no está en mi posibilidad de ayudar. Y duele. Me deshilacha el corazón no poder besarlos, abrazarlos, verlos crecer, tocarlos, no poder ayudarlos o, sencillamente no poder aguantar su cabeza en los momentos de vómito por las circunstancias que les ha tocado vivir.Y descubro el desconsuelo revisando fotos, lo descubro porque quiero estar a su lado y descubro que su vida es, pero menos, porque les falta alguien a su lado, alguien que les daría vivencias únicas, singulares: les falto yo.Y sé que no pasa nada, que crecerán sanos y hermosos, que vivirán su vida, que lucharán, llorarán, reirán... pero les faltaré yo. Pienso que mi desconsuelo también puede ser porque me doy cuenta de que me faltan sus actos, sus presentes,...me doy cuenta de que me faltan ellos, y que no pasa nada, que mi vida seguirá transcurriendo, que viviré pero que me faltarán y me faltarán las vivencias únicas y singulares que sólo ellos podrían aportarme.  

Este post lo “encontré” en una conversación por el messenger con Raquel. Ella me fue dando trocitos de su nostalgia por las personas a las que quiere pero que le viven lejos. Gracias, mi niña linda.

Quisiera que se convirtiera en mi modesto homenaje a todas aquellas personas que, por circunstancias de la vida, está lejos de su casa, de sus amores, teniendo que vivir con el corazón disgregado entre fotografías, entre voces al teléfono y entre las letras de las cartas, correos y/o messenger.

(44) No a la guerra

ABRIL

JUAN

ELLOS LO HAN DICHO, YO SOLO ME UNO ELLOS

NO 

A LA GUERRA

(36) Puedo vivir sin saber

Puedo vivir sin saber que sentiré cuando la muerte me rodee con sus brazos de hielo y la consciencia me abandone en el lecho del olvido. Que pasará cuando el vacío de mi alma se confunda con la Nada Absoluta de un cuerpo desierto de vida.

En cambio, necesito tu mirada para cubrir mi alma de luz, pues cuando no estás, todo es oscuridad y delirio. Necesito tus manos para saber que mi cuerpo es real y no un mero instrumento ficticio. Necesito tu voz para saber que el silencio es momentáneo y que el eco de tus palabras ahuyentará mi soledad no buscada. También necesito tu silencio en las noches de rocío y luna, cuando las estrellas y el mar hablan en susurros.

Necesito que me explores, que me descubras, que me adivines, que me sientas, que me quieras, que me dejes, que me tomes,... necesito tu ausencia y tu compañía, necesito tu alma, tu cuerpo, te necesito amante, también compañera, pero no necesito ser tu dueña.

Quiero explorarte, descubrirte, adivinarte, sentirte, quererte, dejarte, tomarte, quiero ser tu amante, tu compañera... pero no quieras ser mi dueña.

Puedo vivir sin tí y si me pides que cambie, que elija, que me deje ir, que apague mi voz, que anule mi yo, que me convierta en tu sombra... viviré sin ti... puedo vivir sin tí pero no quiero, no me obligues a ello.

Quiero quererte tal cual te encontré,  porque así empecé a amarte.

Quiero que me quieras tal cual soy, pues así era ¿te acuerdas?.

(26) Impulso perdido

Estoy en alguno de esos días en los que mi espíritu pesa más que mi cuerpo. Incierto estado de ánimo que produce un malestar sutil, difuso.
Me he dado cuenta de que he extraviado mi impulso, ése que consigue que me levante con ganas de trabajar, de escribir, incluso de hablar; el que impide que mi cotidianidad devore la magia de mi ilusión, el que me hace levantar del suelo y no me transforme en un ser invertebrado y reptante arrastrándome por un mundo que me queda grande, el que me envia a la lucha cuando decido cobijarme en mi íntima cobardía, el que acciona los botones que activan mi mente, el que me devuelve a la cordura en los momentos de alienante angustia.
El impulso que recompone mi yo desde los rotos pedazos que el dolor origina en mi alma oscurecida; que me hace reaccionar ante la autodejadez, dejándome resbalar por el patético agujero de la falta de la propia estima, del desamor personal.
Lo buscaré incesantemente, con urgencia, porque su ausencia me conducirá a la nada absoluta. Puedo buscar otro punto de apoyo y conseguir reconstruirme, pero, si lo consigo, ¿cómo voy a mantenerme?.
Para A.: Porque hay momentos en los que nos falta ese impulso. Pero siempre hay un amigo que nos ayuda a mantenernos mientras no lo encontramos, solo necesitamos saber que podemos apoyarnos sin miedo.

(19) Carta desde la cordura II

Una carta que nunca enviaré.

Hola,

Han pasado muchos meses. Tal vez sea pronto todavía para hablar con normalidad, tal vez siquiera para hablar.

Las heridas duelen menos, algunas se han curado incluso ya, pero las cicatrices quedan todavía.

Apenas sé que decir, ni siquiera sé si debo hacerlo, pero parece que todavía quedan cosas que curar y tal vez, sea todavía merecedor de al menos unas palabras por tu parte.

Desde luego, en cualquier separación ocurren cosas para olvidar, incluso cosas de las que arrepentirse... pero no puedo pensar que lo que queda después de tanto tiempo sea sólo rencor. Supongo que esperabas que te agradeciera que me trataras como me trataste, supongo que engañarte a ti misma te evita pensar que lo que hiciste pudiera haber estado mal...

Realmente, lo único que queda claro ahora es que tu mentiste y yo no.

Pero no es cuestión de reproches, eso ya no es necesario al menos por mi parte.

Suponer que pueda haber algo de buena voluntad por tu parte a estas alturas es una ceguera que los años compartidos convirtieron en costumbre, y como persona que aspira a ser sabio alguna vez en su vida pretendo no seguir cometiendo los mismos errores eternamente.

Pero, ¿como contarte entonces lo que ocurre en mi vida ahora?. Cualquier cosa que diga será interpretado como un reproche por tu parte, supondrás mala fe donde no la hay, ánimo de dañar donde tan solo queda un poquito de cariño que me impulsa a querer hacerte saber  que las cosas han cambiado y que vuelvo a sentirme bien.

Hace tiempo decidiste condenarme. El tiempo a tu lado, las ocasiones continuas donde pude demostrar todo lo que sentía por ti, los sacrificios realizados en tu nombre, la entrega total y absoluta que te ofrecí y entregué hasta que fue evidente que no obtendría ningún tipo de retribución... todo eso no cuenta ya para nada. Decidiste que nada era suficiente y luego, decidiste que todo era culpa mía.

Pude soportar muchas cosas, pero lo que más daño causó fue la cobardía. La cobardía de escudarte en lo que te ocurría y en tu falta de voluntad para resistirte a que otros te indujeran a comportarte de una manera tan vil. La cobardía de atacar al caído, de negar la realidad hasta el punto de quebrarla y casi conseguir que perdiera la razón. Solo por defenderte.

La cobardía... y los meses en los que alimentaste la esperanza tan solo para tener unos brazos donde refugiarte. Te faltó tiempo para odiarme cuando encontraste a otro.

Por lo tanto, esta carta nunca llegará a su destinatario. Será entregada de forma anónima a una persona que no eres tú y que tal vez decida hacerla pública.

Por lo tanto, puedo decirte que ahora estoy bien.

Ya no confío en ti y por supuesto nunca lo volveré a hacer. Ya no creo en tus palabras más de lo que creí en mis ojos y en mi razón.

Se acabó.

Y de las cenizas del ser decadente en que me convertí con tu ayuda, ha surgido alguien sereno, ilusionado y que se perdona a si mismo. No te debo perdones, pues cualquier falta por mi parte no cubrió ni de lejos la deuda que tenías conmigo. Fueron gotas contra tu catarata. Me perdono a mi mismo, por confiar en ti.

Pero bueno, vuelvo a caer en lo mismo... en intentar defenderme por una falta que no he cometido... como cuando estaba contigo.

Estoy bien, me gustaría que lo supieras. A pesar de todo he conseguido salir adelante y además, he encontrado a una persona que me ha devuelto al mundo de los cuerdos. De una manera muy sencilla: siendo coherente.

Y no solo eso, sino que además se ha enamorado tanto como yo. Es grato sentir lo que nunca sentí estando contigo: entrega total.

Afortunadamente para mí la vida ha decidido darme un pequeño resquicio donde sujetarme y empezar a remontar.

Eso es todo.

Esta carta es un "copio y pego", en esta ocasión convierto mi blog en un mero recipiente de los sentimientos de mi amigo (el mismo que me dijo que escribiera la entrada nº 13 "Carta desde la cordura"). Gracias por depositar tu confianza en mí, amigo mio. Pienso que nada más debo añadir.



 

(13) Carta desde la cordura

Cuando pienso en nosotros, los recuerdos se me enroscan al cuello, noto la presión en la garganta y trato de tragar saliva inútilmente. Cuando pienso en nosotros vuelven la misma vieja estupidez, la misma vieja agonía y la misma

patética ceguera, vuelve la angustia y la tristeza.

Te di los años que estuvimos juntos, te los regalé, me entregué por entero a ti, y ahora me doy cuenta que tu nada me diste, nunca lo esperé, pero si de verdad me hubieras amado, algo de ti me hubiese quedado. A tu lado, siempre, para todo, sabiendo como acabaría, como reventaría todo cuando tú quisieras.

Desde la distancia que da el tiempo, las imágenes me devuelven la verdad que en aquel momento no supe ver. Tú pensaste que me querías, lo sé, pero esa mentira a la que te aferraste convirtió nuestra vida en un crudo invierno. Te negaste a aceptar tu falta de amor por mí, ahora me doy cuenta, y eso te llevó a exprimirme hasta que ya nada más pude hacer por ti y ese fue mi error, confié en tus palabras,  en tus actos. Fui testigo de tu engaño, pero acabé por darme cuenta de que a quien engañabas en realidad era a ti misma.

Sé que la vida no te había tratado bien y te agarraste a mí para cambiarla por algo mejor, trato de ver esto como una justificación, pero por mucho que lo intento no lo consigo, solo veo a una persona egoísta que se aprovechó de mi amor hasta dejarme lisiado de sentimientos. Y notaba con desesperación como te alejabas y mi impotencia crecía por no poder evitarlo.

Tratando de buscar explicaciones sólo encontré mentiras, encadenabas unas a otras y cada eslabón me quemaba el alma. Quería tu amor y tu sinceridad y no fuiste capaz de darme ninguna de las dos cosas. El dolor de mi alma lo invadió todo y la enfermedad se extendió por mi cuerpo, no sabía lo que me sucedía hasta que me di cuenta de que eras tú, envenenándome la sangre.

Ahora, ya recuperado de todo aquello, me siento con fuerzas para decirte que cuando recibí aquella carta en la que me decías que me dejabas y que me estabas haciendo un favor, te odié con todo la rabia que era capaz de concebir. Ahora creo que tenías razón, te debo ese favor; gracias a eso puedo escribirte esta carta desde la cordura, esa cordura que pensé que no recuperaría nunca, esa cordura que permite que mi corazón se vaya recuperando lentamente después de salir de ese fatal invierno aunque haya partes de mí que han quedado congeladas.

Te deseo lo mejor, pero muy lejos de mí.

Nunca más tuyo, Tu ex.

   Esta entrada es un pequeño regalo a un amigo.

Espero haber sabido plasmar lo que me transmitiste, y si no te gusta, ya sabes, leña al mono que es de goma. Un beso, guapo.

 

(4)EN LA PIEL DE....(no sé que parte)

Hoy quizás no quiera saber de tu vida, ni como te va, ni como te sientes. Hoy quizás me quede grande lo de ser buena escuchando o lo de ser buena persona, quizás no me guste ser la persona más mejor del mundo o sencillamente me he cansado de ser eso que siempre está ahí, como un adorno que no estorba pero queda bonito. Hoy no me siento con fuerzas para aguantar tus historias, mañana será otro día, quizás mañana me encuentre con ganas y te escuche, hoy no me apetece; en estos momentos no quiero ser la farmacia de guardia, la que escuche tus gemidos lastimeros sobre los aullidos quejumbrosos, quizás esté harta de tus miserias adivinadas entre lineas, de tus angustias contadas entre sollozos conocidos de mil días de furias. En estos momentos déjame respirar, necesito aire. Piensa que no tengo la necesidad vital de ser la mejor amiga del mundo, porque a lo mejor lo que necesito es al mejor amigo del mundo a mi lado, no pienses en mí como algo eterno, piensa en mí como algo que necesita lo mismo que tu: un amigo. No me machaques, no me quemes, quizás solo pienso en ti como en un salvavidas, en alguien a quien contar lo que no me atrevo a contar a nadie más pero es lo que necesito. Y tu sabes que es cierto, en el fondo sabes que es cierto, que te replegas cada vez que soy yo la que lloro en silencio, que soy yo la que necesito hablar y lanzo bengalas de socorro, que no sirven de nada, pues buscarás mil escusas para no entender lo que digo.