(94/66) Diálogos entre almas II
Y tu alma me dice que:
Siga buscando, que siga pronunciando esas palabras que surgen de mi garganta, de mi corazón, de mis tripas... ésas que describen que siento, como te siento... incluso ésas de las que aún no sé su significado... también aquéllas de las que no quiero, de las que me niego a saberlo y que no pasan por el selectivo tamiz de la razón lúcida...
Y mientras la escucho, mido décima a décima la temperatura de un cuerpo imaginado, recorriéndolo con mis ojos cerrados, acompañándolos con mis manos, con mi olfato, con mi oído, con mi lengua... mi mente sigue incansable y mi boca, manantial inagotable las retoma insaciables como un torrente desbordado. Moldeo la figura de ese cuerpo imaginado en el barro que recojo en ese río de la imaginación salvaje, provocada, encelada y exigente. Manejo la arcilla para modelar una escultura de belleza única, me deslizo entre los sobrantes de ese barro hechizado y rebozo con ellas el bosquejo, para seguir modelándola una y otra vez, como artista obsesionada.
Me detengo y las palabras provocan mi nausea al notar como se agolpan en la garganta... con esfuerzo las devuelvo a mi estómago evitando el vómito causado por ese silencio indeseado, tan poco consistente que desaparece cuando tu alma, bajo nuestro manto, me repite con apremio: sigue pronunciando esas palabras...