No puedo darme el lujo de sentir como me siento en estos momentos, sé que no puedo, porque estoy... ¿soy?... tan frágil como el fino cristal de una copa de vino,... tan frágil como la rama tierna, aún brote, de un árbol en la primavera recién nacida.
Soy, estoy, no sé... ¿vulnerable?, lo sé,... ¿lo sé?...nadie tiene la culpa de eso, soy,...¿me siento?... como el neonato que llora sin saber que acaba de ser el protagonista de una vida que acaba de manifestarse y que le ha tocado en suerte.
Me he despedido tantas veces que ya no sé cuantas, he perdido la cuenta... pero hoy, una vez más, mi alma se cubre de dolor, ¿de un nuevo dolor? Si,...¿duele de nuevo?,.. no sé, pero duele distinto... mucho. ¿Más que otras veces?...seguro, cada día duele más. ¿Más que nunca?... No, porque siempre hay algo más doloroso enquistado en nuestro corazón... pero es otra nueva despedida, es otro adiós no deseado, es una añoranza aún antes de la partida...
No estoy sola, lo sé... ¿lo sé?. Pero mi espacio es más grande que mi tiempo, necesito más, no me llega, tengo estantes de sobra y necesito sentirlos ocupados. También sé que es complicado, que aunque deje ésta mi frágil alma en cada intento, en cada esfuerzo, en cada lágrima deseada, en cada verso escrito y, aunque mil libros escribiera, siempre habrá estantes vacios.
Sólo necesitaba decirlo, solamente era eso, que la angustia saliera libre de mi garganta, esa angustia que tantas veces me atenaza, que debilita mis piernas hasta que me arrodille, que consigue que el oxígeno no llegue a mi cabeza con la fluidez necesaria. Sólo necesitaba decirlo. Quizás también necesitaba unos ojos, un rostro, un hombro... a quién decírselo... es igual, ya lo he dicho.
Quizás es la primera vez que noto que el espacio de alguien y el mio miden lo mismo, que su tiempo y el mio se mueven al mismo golpe de segundero. Quizás es la primera vez que siento de verdad que alguien dejará mi hueco vacio, que tengo ese lugar en su estante esperando por mí, que nadie podrá llenarlo como lo lleno yo.
Guardaré mi silencio al lado de su espacio, de su ausencia física, porque hay silencios, como hay espacios, que solo serán de ella. Y guardaré su espacio como si en ello me fuera la vida, porque, sinceramente, en ello me va la vida. ¡Que triste me siento!.