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Sensación De Vida

-Sensaciones personales

(97/66) Necesidades

Mis palabras me suenan gastadas y aunque me rompa en mil silencios, éstos siempre serán de paja, pues mi necesidad de explicarme lo que siento y porqué lo siento es más fuerte que mi urgencia de silencio. Tras una temporada un tanto apática y distante a nivel de lectura (bueno, realmente no solo en la lectura), vuelvo a tener la necesidad de leer, vuelvo a sentir el ansia de descubrir otro título que me enamore, un nuevo texto que me arrastre tras una estela de palabras, que me impulse entre nuevas percepciones, que me re-hidrate con ajenas sensaciones y que nutra mis emociones. Necesito encontrar esa lectura que, en comunión íntima y privada, consiga tonificar mi mente y regalarme el hermoso presente de narrarme una historia recién imaginada, pensada y recreada para mí.

Quizás solo sea eso, una nueva necesidad: la de renovar mi vestuario de significados, de sinónimos y antónimos, vestirme de descripciones originales y distintas de situaciones ya vividas, engalanarme de palabras encontradas para describir las nuevas e intensas sensaciones que calientan mi corazón en estos momentos.

Necesité perderme en ti para recuperarme, para devolver la esencia a mis sentidos... necesité encontrarte para perderme en lo más profundo de mi alma... o simplemente necesité ver tu dedo apoyado en tus labios acallando el ruido que provocaba mis pesadillas, para recuperar mis sueños... GRACIAS, VIDA.

(91/66) Unica función.

Como de una hermosa obra de teatro se tratara, nuestra vida transcurre entre bastidores, descansos, actos y entreactos. El texto, salido de la pluma de algún desconocido escritor, nos va llevando por esa senda de luces y sombras, de penumbras y contraluces. Tragedia, comedia, terror, misterio, ensayo... toca todos los temas, todas las técnicas. Somos primeros actores de una obra costumbrista, nuestra vida, donde el guión solo nos marca pequeños puntos de situación y algunos trucos, el resto es pura improvisación. De nuestro saber estar en el escenario depende el transcurso de la obra, los personajes entran y salen de la escena, algunos importantes, casi primordiales para que esa obra se lleve a cabo, otros no tanto, pero también son necesarios para que el conjunto resulte un éxito.

Cada actor que sube al escenario es un profesional sin carrera, sin estudios, sólo con la experiencia en otras obras paralelas como única aportación; de la pasión que ponga en su papel dependerá su relevancia en la misma, incluso hay algún que otro espontáneo que surge de no se sabe muy bien donde y aporta su granito de arena. Todos y cada uno de los actores somos meros aficionados, donde solo nuestro amor por el teatro, por la vida, nos incita a participar en esta maravillosa aventura.

De las situaciones que surgen motivadas por la improvisación en sí surgen nuevos actos, nuevas escenas que se entrelazan con otras y que aportan esa sensación de continuidad, de ser algo vivo, fluido y siempre inacabado que posee ese guión, el nuestro. También de lo que seamos capaces de transmitirles a nuestros compañeros de reparto y ellos a nosotros surgirán momentos memorables, momentos que pasarán a formar parte de los anales de la historia, de nuestra vida, como irrepetibles e inolvidables.

Una obra sin ensayos, sin repeticiones, sin apuntador... una obra donde el público es exigente, donde los actores desaparecen o perduran, donde cada nuevo escenario es un nuevo reto.

Y con el transcurrir de esa única sesión de esta nuestra vida, llega lo único que sí estaba escrito de antemano, una frase que, desde el preestreno sabíamos que tendríamos que pronunciar:

SE BAJA EL TELÓN.

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Después de estos días sin poder acceder al blog, necesitaba escribir algo tranquilo, algo que me permitiera tomar el pulso a mi estado de ánimo, algo que me pusiera de nuevo en contacto con mis sensaciones. En estos días han entrado nuevos actores en mi obra de teatro que han aportado, como no podía ser de otra forma, nuevos y ricos matices. No sé el tiempo que permanecerán en el escenario ni la relevancia que tendrán en el resultado final, pero solo con su presencia han reactivado un guión que ya empezaba a pensar monótono y gris.

(90/66) Fuera de servicio

Cierro los ojos, me concentro y... nada, no sucede nada... los cierro de nuevo, vuelvo a concentrarme y... tampoco... cachus, que va a ser que no, que no funciona. Creo que mi Radar de Captar Sensaciones ha decidido lucir el letrero de:

“Fuera de servicio”

Solo capto pequeñas sensaciones insípidas y distorsionadas, que no cubren ni mi capacidad ni mi necesidad de sentir. También puede ser que todo lo que me rodea se ha convertido en plomo (esto no suena nada creíble), impidiendo a mi radar captar lo que hasta ahora me resultaba sencillo y gratificante... me noto ausente, incluso de mi misma, me cuesta centrarme, implicarme, interesarme. Estoy distraída, dispersa, difusa, tranquila en una forma nada habitual en mí...

Realmente no tengo ni idea de si existe tal artilugio en nuestro organismo, en el mío debe existir pues algo no está bien. Tendré que llevarlo a reparar (primero tendré que encontrarlo, claro)

(89/66) Atardecer

(89/66) Atardecer

Me deslizo hacia el suelo protector, abrazo mis piernas, apoyo la cabeza en mis rodillas y dejo pasar el tiempo, y en el silencio cómplice, oigo el tic tac del reloj diciéndome adiós a cada segundo. El sol decide emprender su retirada, me pierdo en su ocaso y sentada en el borde del atardecer, dejo vagar mi mente libre y ensoñada. Sentarme en el suelo es sinónimo de seguridad, mis ojos y mi cerebro quedan liberados del vértigo que supone mantenerse en pie y puedo dedicar mi mirada a disfrutar del espectáculo.

Hoy, aún con más intensidad si cabe, mi recuerdo es para ella. Para ella que me inculcó el amor a la vida, la palabra amable, el beso fácil y la sonrisa cálida. Hace dos años nos dejó dulcemente, sin ruido, sin aspavientos, como era ella. Yo tenía la certeza de que moriría de viejecita, dulcemente, pero dentro de unos años; que se me iría arrugando y encascarrabietando poco a poco. Que su luz se iría apagando lentamente y que yo tendría tiempo para escribir con palabras serenas mi despedida.

No he podido escribir esa despedida, no sé si mi corazón podrá escribirla nunca...Ya no hay prisa.

(84/66) Silencio II

Siempre he tenido un problema de comunicación, ahora lo estoy pagando con la demasía correspondiente. Me cuesta hablar, siempre me ha costado decir lo que siento y como lo siento, que necesito, que espero...

Mis miedos, por ancestrales ya conocidos, resurgen de las tinieblas de mi ser, amenazando mis sueños; evidentemente, no estaban bien enterrados. Este ciclo, del que pensé próximo su fin ya hace unos meses, nunca ha llegado a cerrarse, la culpa es mía, la asumo, quizás por agotamiento no supe cerrarlo como debería o quizás por auto engaño preferí cerrarlo en falso y ahora llega el momento de saldar deudas, esas viejas deudas que nunca desaparecen por mucho que tratemos de negar su existencia.

Vuelvo a subir al trastero, a remover antiguos fantasmas, a desempolvar sentimientos que ya había pensado en no volver a vestir, a recordar viejas sensaciones olvidadas en cajones que creí, ilusa de mí, no volver a abrir nunca más.

Mi ánimo, vapuleado por una tormenta que ya parece eterna, se ha hecho un ovillo, pequeño, huidizo y débil, pero tendrá la fuerza necesaria para salir airoso de este nuevo embate, supongo.

(83/66) Silencio

La tristeza ha vuelto sigilosa, compañera fiel de las últimas horas, de los últimos días. Como siempre consigue abatir el escaso ánimo que poseo y mi íntima defensa es el silencio, hay cosas que no cambian. ¿Qué se puede decir cuando te desnuda de toda cordura y dibuja tu vida en tonos de gris?. He aprendido a ocultarla tras un torrente de palabras, incluso a esconderla tras una sonrisa, pero no siempre puedo, no siempre tengo el valor suficiente para conseguirlo y el silencio se convierte en mi extraño refugio. Un refugio lleno de ecos de otros silencios ya olvidados, acumulados de otras tristezas que pensé curadas, de otros momentos de grises profundos. Y esos ecos me aturden. ¿Qué se puede decir cuando el ruido es tal que ahoga mi voz y gritar no sirve de nada? ¿Qué se puede decir cuando las lágrimas no alivian la opresión de mi pecho?. Hay momentos en los que mis palabras se quedan vacías de contenido, que surgirían sin sentido y éste es uno de esos momentos.

(80/66) Piel contra piel

¡Qué frágil es nuestra piel! Con un simple arañazo se rasga causándonos dolor; pero esa fragilidad es la que nos llena de sensaciones increíbles. Toda un experta en caricias, diferencia entre beso, abrazo, agresión...incluso nos cuenta quien es el remitente, padre, madre, hijo, hermano, amigo, amante,...detecta también estados de ánimo de las personas que nos brindan esas caricias, tristeza, alegría, duda, seguridad, cariño... comunica el nuestro, las personas que nos conocen saben como nos encontramos por nuestra manera de reaccionar a ese increíble estímulo que es la caricia, el contacto humano entre seres que rozan su piel para transmitirse sentimientos que nos llenan de inmensa felicidad, de gratitud, de amor, de solidaridad...
¿Hay algo que nos repela más que un mínimo roce de alguien a quien tenemos miedo o asco? podemos verlo incluso olerlo, presentirlo pero cuando nos toca...la repulsión es inmediata, nuestro vello se eriza y nuestra piel se contrae como en un intento de desaparecer por completo.
Hoy me gustaría, como ha hecho miles de veces, que mi piel te transmitiera el amor que siente cuando acaricia tu piel, que mis pies le contagiaran a los tuyos ese calor que tantas veces necesitan, que mis labios recorriesen tu cuerpo sin prisa saboreando cada uno de tus poros, descubriendo de nuevo, con inmensa alegría, cada curva de tu familiar silueta, que mis manos percibieran de nuevo el estremecimiento que provocaban en tu piel hasta no hace demasiado tiempo... pero hay costumbres, hábitos y placeres que debo cambiar, lo sé, pero lo que nunca podré evitar es que mi piel añore el suave y cálido contacto de tu piel.

(78/66) Verbos conjugados

Esta entrada comenzó siendo un intento de abeto de Navidad, de romper mi silencio, una forma de agradecer el cariño que siento cuando me hablais; sí, he dicho bien, me hablais, con vuestras voces, con vuestros corazones, con vuestras almas... ahogando la tristeza que a veces me posee y que conseguís difuminar descubriéndome una sonrisa. Pensando en los detalles para colgar en ese árbol, empezaron a surgir en mi cabeza verbos hilvanadados a cada uno de vosotros, verbos sin frase...; empecé a teclear y cuando terminé e iba a darle al centrado, pero no lo hice, me gustó la forma: Un gran abeto cortado a la mitad. Espero que las ramas de la mitad que falta se adentren en vuestros corazones. Solo me falta añadir: Os quiero y sois el mejor bálsamo que cualquier médico me pueda recetar.

G

RA

CIAS

Echarte... en falta... (Yol)

Explorar...en tu alma... (Shi)

Apreciar...la sensibilidad...(Luz)

Compartir... tu felicidad... (Artica)

Regalarme...tus palabras... (Mukka)

Inundar...mi alma de belleza...(Puck)

Apretar... tu mano con cariño... (Julio)

Retomar...mágicas sensaciones... (Garco)

Tomar...un cálido cafecito virtual... (Noelia)

Escuchar... una canción en tu voz... (Rachel)

Desearte...todo la felicidad que mereces...(Yas)

Apreciar...el valor de una grata visita... (Josep Mª)

Regalarte... una enorme sonrisa con guiño... (Mark)

Mantener... una amena conversación siempre...(Loli)

Escuchar... cada latido de un inmenso corazón... (Gó)

Sentir... la alegría de tu presencia a mi lado... (Rosana)

Verificar... que existen personas maravillosas...(Carmen)

Sentir... la realidad a través de otros ojos... (Duermevela)

Percibir... que la sensibilidad, existe a flor de piel...(Karlos)

Permanecer...en tu alma, como tú habitas en la mia...(Brisa)

Recordarme...en cada entrada que la belleza existe...(Elena)

Resumir... la vida con la hermosura de la sencillez...(Gemuina)

Transmitirte...toda la cálida ternura que me transmites...(Juan)

Agradecerte...todo el cariño que me regalas cada día...(Carsito)

Llenarme...la boca y el alma cuando te llamo mi Amiga... (Raquel)

Comprender...que el cariño surge en cualquier esquina...(Strega)

Enseñarme...toda la belleza que las palabras encierran...(Darilea)

Conseguir...que en tu corazón perdure una gran sonrisa... (Gloria)

Estampar...dos besos grandotes y sonoros en tus mejillas...(Juanjo)

Curiosear... sin prisa en un mundo repleto de sensaciones...(Annette)

Demostrarme... que en la dureza existen muchas sensaciones...(Mnez)

Reposar... mi cabeza en tu hombro y cerrar mis ojos sin miedo... (Sonia)

Aprender...que el aprecio, como la risa, es cuestión de química...(Androide)

Intentar...que sientas todo ese cariño que recibo, multiplicado por dos...(Abril)

SEN

TIMI

ENT

OSP

ERS

ONA

LES

 

(77/66) Maquillaje

Mi alma, mi corazón y el resto de mis órganos, se han llenado de silencio. No siempre asumo mis silencios, permanezco en ellos, sí, esperando que algo suceda, que algo ajeno a mi interior destruya el motivo que me hace cobijarme en su abrazo falsamente solidario aunque en el fondo de mi corazón sé que sólo mis palabras aliviarían mi angustia. Alejarme de su engañosa protección sería una manera de desatar el nudo que atenaza mi garganta y ahoga mis públicas lágrimas, pero pasa lo de siempre: no puedo, el nudo es imposible de deshacer. Detengo mis pasos, me quedo quieta, sin rumbo ni horizonte, esperando que las sombras me alcancen y disimulen mi falta de sonrisa; mientras, un rictus suplantará esa sonrisa en mi rostro, como el maquillaje de uno de esos payasos que sonríen siempre, a pesar de que la tristeza inunde su alma.

Sé cual es el motivo: Mi cobardía.

(73/66) Contaminación

Me he sentado delante del ordenador con ganas de escribir algo especial, aunque no sé el porqué de esas ganas pues cada una de las entradas que he publicado están escritas desde mi corazón, cuidando cada detalle, cada palabra, cada expresión, con el único deseo de que mis impresiones, mis sentimientos y sensanciones se quedaran plasmadas en cada una de ellas. No siempre lo logro, eso está claro y es algo con lo que convivo, ahora mejor que antes; racionalizar los sentimientos o describir sensaciones no siempre me resulta fácil pués separar las propias y las ajenas convierten la tarea en un laberinto en el que no siempre acierto con el camino correcto.

Ahora sé que no me importa, he aprendido a disfrutar de ese pequeño escollo, que me gusta contaminarme de lo que me rodea y he asumido que esos sentimientos nunca son íntimos y privados, que no siempre van a ser gratos y agradables pues el dolor ajeno nunca lo es, pero que, a pesar de ese dolor compartido me resulta cálido recibir las aportaciones de las personas que conforman mi grupo de vida, y he comprendido que mi vida sin eso no sería tal, que sin esas contaminaciones sería simplemente un letargo sin interés. A veces esas aportaciones son positivas, me hacen crecer como persona, me hacen sentir bien, me ayudan a entender y a entenderme, a querer y a quererme un poquito más. Otras me obligan a dar un paso atrás, pero acabo dándome cuenta de que, realmente, no es así, que cada persona que se cruza en mi camino me enseña una parte del paisaje, en mi mano está quedarme a contemplarlo o no, y esa sensación de poder decidir me gusta. Reconozco que lo he aprendido a base de quedarme sin querer a contemplar paisajes que por su fealdad me producían daño, pero eso ha servido para que admire la belleza desde lo más profundo de mi alma.

Sería fácil, quizás, quedarme extasiada ante el primer paisaje bello que he encuentrado, pero mi curiosidad me incita a tratar de descubrir otros; eso me desprotege, me deja a merced de personas que realmente no merecen la pena pero me arriesgo sin pensarlo una y otra vez a una contaminación negativa para poder descubrir nuevos y hermosos paisajes.

ABRIL , gracias por ser una de esas contaminaciones positivas, gracias por permitirme admirar otro de esos bellos paisajes que me permiten descubrir que la vida es más intensa cuando nos implicamos en vivirla.

(72/66) Lágrimas de mariposa

No sé si las mariposas lloran pero... ¿puede existir algo más sutil que la lágrima de una mariposa?.

A veces el dolor es brutal, en otras, tan sutil como una lágrima de mariposa: intenso en su origen, inmenso en su pequeñez.

Las mariposas se protegen de sus predadores con sus bellas alas; no utilizan armas, ni venenos, ni armaduras.... se visten de belleza.

Aprendamos de las mariposas... vistámonos de belleza cuando nos sintamos agredidos, depositemos nuestros feos ropajes de odio y venganza en una lágrima de mariposa para que se confundan con las gotas de rocio y se evaporen al amanecer. Imitemos su vuelo y seamos elegantes en cada uno de nuestros actos, hagamos de nuestros gestos hermosas alas de mariposa.

(70/66) Ecos

Hace días que runrunea en mi cabeza Grândola Vila Morena de Xosé Afonso , himno oficioso de la revolución de "Os Claveis" en Portugal. Yo tenía 10 años cuando sucedió pero aún asi, me vienen instantáneas de esos hechos quizás contagiadas de fotos visualizadas a posteriori. Evidentemente no es por el aniversario de aquella revolución pacífica, donde los claveles adornaron los cañones de las armas del ejército portugúes, pues fue un 25 de abril...no sé por qué será pero ahí está, revoloteando en mis tarareos.

Los gallegos mal intencionados, sobre todos los del norte, a los vigueses nos llaman portugueses; aún no entiendo por qué debo sentirme ofendida de que sitúen mi nacimiento en tan hermoso país. Desde niña he hecho muchos viajes a Portugal, está muy cerquita y forma parte del arcón de recuerdos que atesoro con cariño. Visitar al pais vecino con la excusa de ir a alguna de las ferias que tanto abundan allá es algo cotidiano para muchos vigueses, de hoy y de hace años.

Recuerdo las excursiones en autocar con mi abuela, que ella aprovechaba, igual que todos, para traer café, Sical, por supuesto, pués era "O meior café de Portugal"), la Tofina, el aceite, el jabón, las toallas al kilo,...(ya sé que era extraperlo, espero que no me lea ningún "poli" aunque creo que el delito ya ha prescrito, jejeje). Cuando llegábamos a la aduana, siempre aparecías sentada por sorpresa encima de algún kilo de café que algún mayor traía de más pués había un límite tácito de un kilo por persona y la cara de nosotros "los peques" cuando algún "senhor guardinha" entraba a inspeccionar el autocar, era todo un poema, debíamos delatarnos a kilómetros y en nuestra frente debía aparecer en un letrero luminoso: "estoy sentado encima de un kilo de café de contrabando", pero nunca pasaba nada.

Valença do Minho, Caminha, Braga, Fátima, O bon Xesús, Guimaraes, Porto, Monçao,... las fortalezas, los castillos y palacios, los jardines y alamedas,...lugares con un colorido especial, pueblos y ciudades de ambiente tranquilo que invita al paseo, sabores que se quedan prendidos en mi paladar, los fados y las familiares palabras de un idioma acogedor aunque desconocido, sonidos gratos en mis recuerdos... remotos y cercanos recuerdos que espero sigan incrementándose mientras descubro más de este país tan allegado a mi alma.

Estoy profundamente enamorada de mi tierra, Galicia, cualquiera que me conozca un poquito, lo sabe aunque debo reconocer que Portugal ha sabido cautivarme poco a poco, con ese cariño que se produce con el roce, cuando vas conociendo algo y descubres cosas que en verdad te enamoran, es como ese amigo que sabe darte lo que necesitas sin que apenas tengas que abrir la boca.

No sé porqué ronda esta canción en mi cabeza, ¿necesitaré unas vacaciones?, jejeje.


(69/66) Deseos

Desearía descubrir palabras que nunca hubiese utilizado nadie, vírgenes en su significado, jamás pronunciadas y con su sonoridad rasgar el dolor más incrustado.

Desearía experimentar sentimientos jamás sentidos para esculpirlos con letras manuscritas en las mentes fértiles de una imaginación desbordantes.

Desearía apartarme de la fuente de sutiles interfencias que consiguen convertir en mediocre lo cotidiano y contagiarme de la seguridad que la cotidianidad transmite.

Desearía partir sin ruido, dejar una huella sencilla y amable, sin fuego de artificio, con la luz de la luna como fondo y una sonrisa como compañera de viaje.

 

(66/66) Melancolía

Sigo triste aunque con esa tristeza resignada, madura y serena que da la experiencia y los años, o sea, la vida. Con esa tristeza que no borra la sonrisa pero que consigue hacerla más tranquila y pausada, también menos fácil, aunque más sincera y profunda. Esa tristeza melancólica de cuando sabemos que todo está bien, en su sitio, que todo es normal aunque esa normalidad no nos guste, sabiendo que todo está dentro de una normalidad que quisieramos diferente.

Una tristeza consentida, casi deseada, perfilada sobre un cielo de estrellas en las que se convierten los recuerdos revividos delante de una taza de café largo con leche bien caliente. La tristeza después de una alegría inmensa: la de poder dar esos besos y abrazos tantas veces enviados a través del viento, de conversaciones reales, de miradas en directo, de risas escuchadas sin teclados ni teléfonos por medio.

La amistad no tiene forma, espacio o tiempo, es algo que existe, que transita en cualquier forma de comunicación, que crece con el cariño y con las ganas, lo sé, pero sentirla aquí a mi lado, me ha llenado de sensaciones de plenitud, de bienestar, de sentirme más completa. Por eso, su marcha, ha aumentado la sensación de que mi espacio está un poco más vacio. Sé que no es cierto, que ella sigue aquí, a mi lado, igual que yo ocupo un trocito de su alma.

Gracias por vuestros ánimos, por vuestro cariño, por todos esos besos y abrazos que he sentido en mi alma uno a uno. Sois IMPRESIONANTES. Pero voy a abusar un poco, solo un poquito y os voy a pedir un favor: permitidme unos momentos de esta triste melancolía. Y os pido perdón por ello.

(65/66) No puedo

No puedo darme el lujo de sentir como me siento en estos momentos, sé que no puedo, porque estoy... ¿soy?... tan frágil como el fino cristal de una copa de vino,... tan frágil como la rama tierna, aún brote, de un árbol en la primavera recién nacida.

Soy, estoy, no sé... ¿vulnerable?, lo sé,... ¿lo sé?...nadie tiene la culpa de eso, soy,...¿me siento?... como el neonato que llora sin saber que acaba de ser el protagonista de una vida que acaba de manifestarse y que le ha tocado en suerte.

Me he despedido tantas veces que ya no sé cuantas, he perdido la cuenta... pero hoy, una vez más, mi alma se cubre de dolor, ¿de un nuevo dolor? Si,...¿duele de nuevo?,.. no sé, pero duele distinto... mucho. ¿Más que otras veces?...seguro, cada día duele más. ¿Más que nunca?... No, porque siempre hay algo más doloroso enquistado en nuestro corazón... pero es otra nueva despedida, es otro adiós no deseado, es una añoranza aún antes de la partida...

No estoy sola, lo sé... ¿lo sé?. Pero mi espacio es más grande que mi tiempo, necesito más, no me llega, tengo estantes de sobra y necesito sentirlos ocupados. También sé que es complicado, que aunque deje ésta mi frágil alma en cada intento, en cada esfuerzo, en cada lágrima deseada, en cada verso escrito y, aunque mil libros escribiera, siempre habrá estantes vacios.

Sólo necesitaba decirlo, solamente era eso, que la angustia saliera libre de mi garganta, esa angustia que tantas veces me atenaza, que debilita mis piernas hasta que me arrodille, que consigue que el oxígeno no llegue a mi cabeza con la fluidez necesaria. Sólo necesitaba decirlo. Quizás también necesitaba unos ojos, un rostro, un hombro... a quién decírselo... es igual, ya lo he dicho.

Quizás es la primera vez que noto que el espacio de alguien y el mio miden lo mismo, que su tiempo y el mio se mueven al mismo golpe de segundero. Quizás es la primera vez que siento de verdad que alguien dejará mi hueco vacio, que tengo ese lugar en su estante esperando por mí, que nadie podrá llenarlo como lo lleno yo.

Guardaré mi silencio al lado de su espacio, de su ausencia física, porque hay silencios, como hay espacios, que solo serán de ella. Y guardaré su espacio como si en ello me fuera la vida, porque, sinceramente, en ello me va la vida. ¡Que triste me siento!.

 

(63) Una sonrisa y una reflexión

Sé que cuando me visitáis lo hacéis por dos razones de peso: La primera es porque os encanta el piropo que os dejo al lado del besito de gracias por vuestra visita y la segunda pero no por ello menos importante, la pregunta anti-spam con la que nos regala Blogia, y digo bien, "nos" porque cada vez que comento a vuestro comentario, yo debo recibir el regalo de contestar a tan sesuda pregunta.

Pero todos sabéis que en esta vida todo tiene un precio, por lo que os tenéis que leer el rollazo que os endilgo para poder satisfacer vuestro verdadero interés al entrar en este blog. Bueno, ya no os hago sufrir más, que sé que estaréis impacientes.

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Por mucho que nos explique, que nos cuente, que creamos saber clara y nítidamente como piensa, no es fácil ponernos en la piel de otra persona. Pocas veces tratamos de calzarnos sus zapatos, sentir como siente, como asume el dolor, como padece, como trata de buscar una solución a algún problema, solución que, por evidente a veces, nos parece increíble que no vea. Llegamos a pensar incluso que, abanderando el “es por tu bien”, podemos decir claramente lo que pensamos sin caer en la cuenta de que podemos estar haciéndole daño. No creo en lo de: “Quien bien te quiere, te hará llorar”. Pienso que antes de provocar ese llanto hay otros caminos, otras rutas. No pensamos que a lo mejor no necesita que le digamos lo que nosotros haríamos, porque ni somos esa persona ni estamos en las mismas circunstancias, ni tenemos las mismas necesidades y carencias.Quizás sencillamente necesita que la escuchen sin reproches en la mirada, con toda nuestra atención, con todo nuestro cariño. Pues realmente no es nuestro papel solucionar nada, sino ser meros compañeros de viaje, compañeros de vida:Intentar que su camino sea un poquito menos duro, menos agreste, menos solitario. Podemos ser su cayado, ayudarle a llevar la maleta e incluso intentar aligerarle de lastre, pero nada más.La maleta y el camino son personales e intransferibles, algo con lo que cada uno de nosotros tendrá que completar su viaje en la vida.Y, aunque no nos guste, nos genere impotencia, desesperación o incluso dolor, debemos mentalizarnos de que no siempre la solución está en nuestras manos. Aunque ello no debe implicar que abandonemos el deseo de ayudar y, quien sabe, encontrar esa solución.

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Ya...ala...¿a que esperáis?. Venga. Un besito y gracias por vuestra visita, (parezco una servilleta de cafetería) jejeje.

(60) Rescates

Esta semana he estado desempolvado versos y prosas, releyendo entradas de hace meses, ejercitando los músculos de mi memoria recordando los instantes en las que fueron escritas, rescatando momentos en los que mi cordura y mi locura eran gemelas y, como no, volviendo a leer vuestros comentarios, exquisitas muestras de vuestra inmensa paciencia e inmerecido cariño.

Deslizarme entre esos textos olvidados, sentir de nuevo los dolorosos roces en mi piel que provocan los puntuales momentos que marcaron su parto, recontar el tiempo invertido en la recuperación de sentimientos pensados perdidos para siempre, tocar estas cicatrices de aquellas profundas heridas que, en aquellos momentos desquiciados, parecían realmente mortales; puede parecer un ejercicio de puro masoquismo emocional, pero no lo es.

Con los dolorosos recuerdos surgen en unión indisoluble, los otros, esos otros recuerdos de amistad, de apoyo, de cariño, de metas alcanzadas, de pruebas superadas, de pasos adelante, de fuerzas insospechadas...Todos ellos, los gratos y los aciagos, han ido configurando mi ser, son la justificacion que tengo para ser como soy, con todo el mérito y todo el descrédito que ello conlleva.

(59) Comunicación

Me encanta la virtualidad y, a pesar de la dificultad que ello conlleva, me parece un medio asombroso de conocer a personas increibles, personas singulares de las que, sin este medio, no me hubiera sido posible saber ni que existen.

Cuando entro en tu blog, leo tus palabras, lo que has querido contarme, lo que te está rondando por la cabeza, lo que te inquieta y lo que te alegra,...siempre me hago la misma pregunta: ¿cómo serás?. Trato de inventarte un rostro, ponerte estatura, color de pelo, una sonrisa o una triste mirada tras los cristales de unas gafas dependiendo de la intensidad de tus palabras... pero acabo siempre llegando a la misma conclusión: realmente me da igual, me estás enseñando tu interior ¿qué me puede importar como seas físicamente?.

Cuando nos sentamos delante de la pantalla aprovechamos para mudar nuestro caparazón pues deja de ser realmente importante, nos desnudamos de nuestras lacras físicas, de nuestros impedimentos emocionales, de nuestras vergüenzas sociales, de nuestros complejos, de nuestro yo exterior para poder mostrar nuestros sentimientos, sensaciones, preocupaciones e inquietudes. Nos comunicamos con gente que también está mudando su caparazón, de la que no tenemos referencia física y a la que vamos a valorar por sus palabras reflejadas en un escrito, por una pregunta, por una respuesta,...

Que bello y relajante resulta conocer a alguien sin tener que adornar nuestro caparazón para que resulte agradable, que dé igual si es bonito o feo, si es perfecto o tiene taras, si grande o pequeño, porque nos conocemos por como somos no por nuestra apariencia. Todos partimos en igualdad de condiciones, todos partimos de cero. Sin beneficios ni perjuicios, evitando los primeros escollos: los prejuicios y la compasión mal entendida.

 

 

(57) Desequilibrios

Quizás tanto mi prisa como mis pausas, estén marcando el ritmo de mi vida, no sé si es bueno o es malo, estoy analizándolo.  Dudo de que sea bueno estar analizando continuamente mi vida, aunque eso es algo que no puedo evitar. La someto a un continuo y profundo exámen, veo los pros y los contras de todo, aunque no siempre dependa de mí y el hecho de esa dependencia externa me exaspera. Toda la serenidad y la concentración que consigo en las cosas que me someten a una fuerte presión, generan en mí un equilibrio del que, en muchas ocasiones, me pregunto de donde surge. En cambio, esas pequeñas cosas que me desequilibran y que consiguen que me desconcentre de mi tranquilidad natural, me desconciertan y provocan en mi una desazón profunda: ¿será el precio que tengo que pagar por una "supuesta seguridad" en los momentos más trascendentales? ¿Es lo que me cuesta esa frialdad rayana en la frigidez mental que consigo en las crisis más adversas? No lo sé, pero es algo  que me provoca una gran batalla interior.

A veces me gustaría reaccionar como una persona "normal", ante lo pequeño y ante lo grande, perder este pseudo control y permitirme momentos públicos de crisis, aunque reconozco que no puedo, es superior a mí.

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Eliminemos Las Barreras Arquitectónicas. 

Hoy quiero unirme a este deseo, un deseo que suscribo sin dudar, aunque asumo mi incapacidad para desprenderme de ellas.

Gracias, BRISA, como siempre, me has hecho pensar y sentir,  buena amiga .

(http://claraboya.blogia.com)

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(55) Conóceme así, sin tener que ordenarme...

Conóceme así, sin tener que ordenarme, con frases sueltas, queriendo amarte...

 Esta frase que utilicé en la entrada anterior, me acompaña desde hace muchos años. Generada en un momento de serias dudas adolescentes cuando no tenía claras muchas cosas. Pensada cuando las realidades me golpeaban y negaba evidencias que, por otro lado, estaban claras y diáfanas en mi interior.Aunque pueda dar lugar a pensar que es, que era una declaración de amor, lo cierto es que no surgió como eso. Nació como una necesidad íntima, un grito en soledad,...En aquellos instantes mi “sospecha” era una carga muy pesada, mi inseguridad necesitaba la aceptación de la gente que quería (y tenía), pero no podía dar explicaciones (que nadie me pedía) porque no las tenía pero que yo estaba convencida que debería dar.Han pasado los años y aún conservo algunas cosas de mi adolescencia: Esa frase que vuelve muy a menudo a mi cabeza, mi inseguridad, mi novia de la que me enamoré sin opciones y de la que sigo enamorada hasta la médula y mi miedo a tener que “ordenarme” cada vez que conozco a alguien que me enamora, porque, aún siendo fiel a mi niña, me enamoro constantemente.